jueves, 3 de enero de 2013

Memorias segunda parte

Hola, aquí tienen la continuación de la historia erótica Memorias.

La siguiente historia es producto de hechos reales y ficticios.
Escrito por Eddy, el otaku galante.



Memorias
(2da parte)


“Tócame” dijo mi prima, con una voz tan suave que pareció un susurro. De inmediato salí de mi parálisis. Con una especie de ansiedad y nerviosismo llevé mi mano hasta su muslo. Al tocar su suave piel, una corriente eléctrica sacudió mi cuerpo, algo parecido a un escalofrío. Luego, con mi mano abierta y bien adherida a la piel empecé a subir por su muslo. A medida que avanzaba sentía como sus diminutos y claros bellos se alzaban y como su piel se erizaba.

Mercedes no decía nada, pues estaba ocupada con una mano en su entrepierna. A demás  las agitadas y profundas respiraciones le quitaban el habla.  Dentro de la tanga blanca, su mano se movía de arriba hacia abajo como una serpiente que intenta entrar en su escondite o como un sube y baja (risa).

Mi prima era presa de raras convulsiones, que por momentos tensaban su cuerpo como  un elástico. Mientras la miraba boquiabierto su cabeza se movió hacia atrás, de una forma tan brutal como si alguien la  hubiera jalado. Luego cerró sus parpados y mordió sus labios.

La sinfonía de gemidos y respiraciones entrecortadas ingresaba por mis oídos, estimulaban a mi cerebro y despertaban a mi prematuro e inexperto miembro.

De pronto, Mercedes abrió los ojos y al verme sentado con la boca abierta me dijo “Qué haces allí mirando, tócame” y sin decir nada más agarró mis manos y las puso sobre sus pechos.

Un calor recorrió mi cuerpo  hasta alojarse en mi cabeza, sus senos tenían una textura muy suave pero a la vez consistente, una especie de gelatina redondeada que puedes magullar y acariciar sin temor a que se rompa. De pronto Mercedes me tomó de la cabeza y acercó mi cara a sus pechos diciendo: Vamos, chúpame.

Se sentía tan bien, era un perfecto regazo, era suave, cálido y olía muy bien, pero sin embargo seguía siendo excitante. “Vamos, utiliza tu lengua me dijo, Hazlo como lo harías con un biberón”. No dijo nada más pues otra vez una convulsión la atrapaba.

Lentamente con unas ganas reprimidas camufladas de nerviosismo, acerqué mi boca a su pezón más cercano. Un delicado beso fue el contacto para que mi prima se tensara de nuevo, luego mi lengua empezó a dar vueltas alrededor de su duro pezón, enseguida se le escapó una especie de gemido. Como poseído por mi instinto mordí su pezón, no tan fuerte pero si lo suficiente como para que se deshiciera en un gemido largo y profundo. Inmediatamente en un violento impulso tomé su otro seno y lo apreté con fuerza.

De pronto, el nerviosismo se había ido de mi, en su lugar estaba un  fuego intenso. Descontroladamente acariciaba, besaba, apretaba y mordía sus pechos una y otra vez sin parar. Mientras sus gemidos y jadeos a ella la desgastaban a mí  más fuerza e impulso me daban.

Cesar no se había dado cuenta que ya tenía sus ojos cerrados y que poco a poco sus recuerdos se desvanecían como la pintura en el agua, dejó de recordar y cayó en un profundo sueño.

Continuará......









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