Crónica Policial
Son las 11:30pm, estoy cansado y con los pies
adoloridos, acabo de regresar del trabajo cubriendo un operativo policial
anti-drogas.
Después de
recibir la orden de mi editor, me dirigí a la urbanización Coromoto,
mientras llegaba al lugar imaginé que encontraría unos cuantos policías tomando
apuntes o registrando la escena cuando ya todo pasó. Para mi sorpresa llegué en
el momento en que todo iba a empezar, un camión y varias camionetas chevrolet, color plateado y con vidrios polarizados, se
encontraban estacionadas en frente de una casa amarilla de dos pisos.
En un
abrir y cerrar de ojos la casa se encontraba rodeada por al menos 30 agentes del GOE, todos armados con
ametralladoras, y cubiertos por sus uniformes hasta el ultimo centímetro de
piel. Dos policías se plantaron frente a
la puerta principal de la casa y
empezaron a golpearla, con un mazo,
hasta tumbarla. De inmediato el policía, Juan Palacios de 28 años, ingresó a la
vivienda y obligó a Carlos Carrión, de 24 años,
a tumbarse, boca abajo, en el
piso mientras intentaba ponerle las esposas. En un rápido movimiento Carlos se
dio vuelta y clavó una aguja, con la que minutos antes se estaba inyectando cocaína,
en el ojo izquierdo de Juan. Un hilo de sangre saltó del ojo del agente, sus
gritos inundaron la casa mientras se revolcaba del dolor. Carlos intentó escapar
pero varios policías lo sometieron a golpes hasta ponerle las esposas. Dos
agentes tomaron, por los brazos, a Juan y lo sacaron de la vivienda, uno de
ellos volvió al interior del domicilio
mientras que el otro intentaba parar la hemorragia.
No pasó mucho
tiempo cuando dos grupos de agentes
salieron de la casa con varias personas en brazos, tres hombres y una mujer
totalmente inconscientes debido a una sobredosis. Todos ellos además de Carlos
fueron subidos al balde de una de las camionetas y trasladados al Hospital
Gustavo Domínguez. En cambio el agente herido fue llevado a la Clínica Hospital
Santiago, en la que se está recuperando pero aún no se conoce el destino que
tendrá su ojo izquierdo.
El aire en el interior de la vivienda, era
totalmente humo de marihuana, se hacía
muy difícil respirar. Los agentes abrieron todas las ventanas para que el
interior se ventilara y comenzaron la búsqueda de su objetivo. “Aquí están”
gritó un policía, dentro de un gran
armario se encontraron diez cajas llenas de pequeñas bolsas transparentes del
“polvito blanco”, que al parecer iban a ser distribuidas, por los cuatro
implicados, en toda la ciudad.
Al término del operativo, un grupo de agentes
acordonó el domicilio y se quedó a custodiar la vivienda, mientras que el resto
se marchó como si nada.
Son las 8 de la mañana y he terminado de escribir
una historia, una vez más.
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